Monday, October 17, 2011

Crónicas del Encuentro Nacional con Jóvenes Cubanos Residentes en los Estados Unidos. Sección de Intereses de Washington.

El 14 y el 15 de octubre del 2011 tuvo lugar en la Sección de Intereses de Cuba en Washington el “Encuentro Nacional con Jóvenes Cubanos Residentes en los Estados Unidos.” El evento contó con la participación de ponentes residentes en los Estados Unidos, y fue clausurado por el embajador Jorge Bolaños, quien encabeza el cuerpo diplomático de la Sección, con una intervención seguida por un diálogo con los participantes. Comparto aquí algunas notas sobre la reunión y las sesiones en las que participé.
Primer Día
Después de la inauguración, se presentó la película El ojo del canario, sobre la juventud de José Martí, a lo que siguieron las ponencias de José Barreiro, ex –“Peter Pan”, y actual director de la Oficina de Latinoamérica del Natural Museum of the American Indian de la  Smithsonian, y de Arturo López-Levy, profesor de la Universidad de Denver. El panel contó con la moderación de Yaniel Pérez, diplomático de la Sección. 

En su intervención, el profesor López-Levy enfatizó que con la independencia de Cuba y la unión antillana, Martí buscaba  la paz entre las dos partes del continente americano y con ello el “equilibrio del mundo.  Martí, que admiraba y a la vez criticaba a la sociedad y el gobierno norteamericanos,  promovía una relación cordial de Cuba con EE.UU basada en los principios del “conocimiento” como vecinos y el respeto  a su soberanía y autodeterminación. 

El doctor José Barreiro describió el papel singular del héroe nacional cubano en la lucha por el reconocimiento de los derechos indígenas.  Barreiro recordó la premonitoria contribución martiana en enfatizar el uso de los tratados como instrumento para reclamar los compromisos contraídos. Llamó a conocer mejor las conexiones entre las propuestas martianas, incluyendo las museológicas,  y la trayectoria reivindicativa de los derechos comunitarios y civiles de las diferentes naciones indias en EE.UU y todo el hemisferio. 

Ante una pregunta sobre la vigencia del pensamiento martiano en el tema de las relaciones entre Cuba y su emigración, López-Levy se refirió al principio de que la primera ley de la republica debía ser el respeto a “la dignidad plena del hombre”, lo que implica un tratamiento digno de las autoridades hacia todos los cubanos, incluyendo los emigrados y de cualquier cubano hacia otro. López-Levy enfatizó que en la lucha por una república soberana, la fórmula de amor triunfante martiana “Con todos y para el bien de todos”  tenía plena vigencia, tal y como la pensó el Apóstol, desde una matriz nacionalista. 

Recordó que en el proyecto nacionalista y republicano, inspirado por el pensamiento de Martí, debe haber espacio para múltiples tendencias ideológicas, no solo las comunistas. En ese sentido, llamó a abrir los procesos de apertura y reforma en Cuba a la participación de todos los cubanos patriotas, con la sola condición que reconozcan la soberanía de Cuba, y rechacen los  engendros plattistas como la ley Helms-Burton y el embargo, sin aliarse con los que los apoyan.  

A propósito de la intervención del doctor Barreiro, Max Lesnik recordó como la defensa cubana de su soberanía había impedido que la expansión estadounidense convirtiera a Cuba en un espacio para casinos como había ocurrido con la degradación impuesta a los indígenas por los abusos cometidos por el gobierno estadounidense.  Lesnik dijo que Martí previó la importancia central para Cuba de ser un país soberano y de unir a todos los independentistas.  El doctor Barreiro enfatizó la importancia de reconocer que la soberanía cubana estaba en Cuba. 

El día concluyó a golpe de timba y trova, con la excelente actuación del grupo infantil “La Colmenita”, coincidentemente de gira por los Estados Unidos. (Tal actuación se dio gracias a la generosidad del cubano-americano Geo Darder, uno de los participantes en el evento, quien financió el transporte de los niños a Washington.)

Segundo Día
El segundo día transcurrió con dos paneles: uno en la mañana, titulado: “Cuba, nuestra gran familia: construyendo puentes de amor y de justicia”, con Mario Robaina, José Pertierra, Geo Darder, y Tito Gelabert como moderador. En la tarde se proyectó el documental de Vivian Lesnik Weisman “El hombre de las dos Habanas”,  filme que aborda las vicisitudes de un periodista  cubano que vive en Miami, y sin ser comunista, es atacado (literalmente), por el macartismo vigilante del exilio radical. El filme es narrado por Vivian, la hija del periodista, quien busca entender no tanto el tema de Cuba en sí,  sino la pasión que despierta tal asunto en su padre. El documental es una acusación no sólo a los exiliados terroristas, sino también a la falta de principios a favor de la libertad de expresión, los valores familiares y la coerción a los derechos de viaje, ejercidos por un segmento considerable del exilio cubano, la prensa y hasta las autoridades en la ciudad de Miami. 

Se inició después la etapa final del evento con la participación del embajador Jorge Bolaños, quien se refirió a algunas de las transformaciones y reformas que están tomando lugar en la isla, así como a otros temas de interés general. Junto a él se encontraba el embajador Benigno Pérez, director de la División de Atención a Residentes Cubanos en el Exterior (DACRE).  Bolaños hizo un recuento sobre el estado de las relaciones Cuba-EE.UU, reconociendo algunos avances de la administración Obama con relación a su predecesor, George W. Bush, pero lamentando no poder avanzar más en un proceso de normalización de relaciones y entendimiento entre los dos países.  

Cuando se abrió el panel a las preguntas y comentarios del público, Romy Aranguiz, doctora cubana quien realiza su especialización en reumatología en la Universidad de Massachusetts, inauguró la ronda preguntando si las reformas migratorias estaban ponderando una apertura hacia los médicos cubanos que eran considerados “desertores” y como tal, se les negaba el permiso de entrada a Cuba. Aranguiz pidió que se reconsiderara esa política, pues era importante encontrar fórmulas humanitarias, que facilitaran las visitas de esos médicos a sus familias, acercándolos así a las posiciones que procuran el fin de la hostilidad y el aislamiento contra Cuba.  

Los embajadores Bolaños y Benigno Perez dijeron que se estaban estudiando reformas importantes que incluían en su actual discusión temas muy difíciles como el planteado sobre los médicos. Bolaños argumentó que esa discusión interna por sus propias razones, no por presiones externas, se facilitaría si no hubiesen programas de agresión como los destinados a promover la deserción de personal de salud cubano, incluso en las difíciles condiciones de la cooperación en Haití, donde Cuba ha sido la pieza clave para enfrentar la crisis humanitaria, hecho reconocido incluso por la propia administración Obama. 
 
En mi comentario expresé que probablemente, de quienes estábamos ahí, casi ninguno compartía una visión marxista-leninista, y que ello no nos debería quitar el derecho a tener una voz para discutir los temas de nuestra nación, de la cual no nos sentíamos menos partícipes por ser emigrados. En este respecto, comenté sobre la emergencia de voces alternativas dentro del exilio cubano-americano, que condenan, también sin vacilar, la hostilidad terrorista que ha dado acogida a capítulos horrendos de nuestra historia como el atentado de Barbados en  1976, y a la vergüenza de que sus perpetradores hayan sido protegidos por los sectores dominantes del exilio cubano y el gobierno de Estados Unidos. Expresé que cada vez somos más los emigrados que rechazamos el silencio cómplice del exilio de Miami, sobre éste y otros episodios de su historia de violencia, incluidos los ataques contra aquellos que optaron por el dialogo, opción por la que nos pronunciamos.

Completé mi intervención arguyendo, desde la autoridad de me confería mi repudio a esos abusos, mi derecho, como ciudadana cubana, a plantear también críticas y sugerencias al gobierno cubano, las cuales podrían coadyuvar a la fomentación de una cultura del diálogo y la no violencia. Entre ellas, mencioné la necesidad de un perdón oficial, por parte del gobierno, de aquellos que han sido víctimas de maltratos. Como ejemplo, presenté el caso de la homosexualidad. No era suficiente adoptar una actitud celebratoria hacia la homosexualidad, como está haciendo en este momento en Cuba. Era loable, pero no suficiente. Expresé que muchas personas habían sido víctimas de maltratos por su condición homosexual, sobre todo en las primeras décadas de la Revolución y que ahora, desde el presente, viviendo en puntos distantes del planeta, aún cargaban el trauma de sentirse hijos rechazados de su patria. Una disculpa oficial sentaría las bases para un diálogo reconciliatorio legítimo. 

El profesor López-Levy, por su parte, enfatizó que los cubano-americanos entendíamos la importancia de luchar por una relación amistosa y cordial entre los dos países, que debe basarse en el respeto por la soberanía cubana, pero que el gobierno de Cuba debe tomar en cuenta la pluralidad ideológica existente en la emigración cubana, incluso entre muchos de los que nos oponemos al embargo y la ley Helms-Burton, y respetarla.  

López-Levy expresó que nuestro amor por Cuba es lo que nos lleva también a participar y opinar sobre los cambios necesarios en la isla, entendiendo que esas opiniones deben ser expresadas con respeto pero dejando claro que es nuestro derecho, como parte de la nación, presentar nuestra visión. “Los que estamos aquí queremos una política norteamericana que contribuya y haga menos difícil las reformas en Cuba, no que las obstaculice como ha hecho el embargo, pero queremos reformas sustanciales. La emigración no es algo distinto sino parte de la nación, por tanto, debemos participar en los procesos de reforma que están teniendo lugar en Cuba”, expresó.

Consecuentemente, señaló que el gobierno cubano muchas veces piensa sus relaciones con la emigración en términos de “un paquete cerrado que se nos entrega y que debemos de aceptar.” En ese sentido, aludió a los altos precios de los trámites de viaje, permisos y pasaportes, y a la necesidad de una reducción de los mismos a un costo racional, con vistas a contribuir al mencionado proceso de acercamiento entre ambas partes. “Viajar a la isla es quizás la experiencia más movilizadora entre los cubano-americanos contra la prohibición de viajar y el embargo” --adujo. “Por tanto, es importante que se fomenten los viajes de cubanos a la isla, eliminando cualquier barrera que no sea estrictamente necesaria para la defensa del país.” 

Aimel Ríos Wong y otros jóvenes cubano-americanos se dirigieron a Bolaños después de sus respuestas a algunas de nuestras preguntas, diciéndole que apreciaban la reunión pero que ya estaban cansados del “teque”, tanto de la ultraderecha cubano-americana, como el de una ultra-izquierda ortodoxa en Cuba. Ríos Wong criticó que faltaban propuestas concretas sobre cómo se va a cambiar las leyes migratorias cubanas. Que era hora de comenzar un nuevo diálogo en que se tomaran en cuenta legítimamente a todas las partes, y que ellos debían darnos tanto a nosotros como a los jóvenes en la isla el acceso a una mayor participación.  Un joven cubano-americano dijo que era hora de dejar de  guiar la política entre los cubanos y los cubano-americanos por las confrontaciones de otras épocas, que hay que dejar a los jóvenes promover su agenda de paz y reconciliación. 

Andrés Ruiz, empresario cubano-americano y estudiante de Maestría en Business Administration de la Universidad de Clerk,  de Massachusetts, criticó el hecho de que los cubanos puedan permanecer sólo 11 meses residiendo fuera de Cuba. Llamó a que “con todo respeto” se considere lo beneficioso que sería para Cuba  eliminar esa restricción, permitiendo el regreso a Cuba –sin límites de tiempo-- de aquellos emigrados que lo deseen. “Yo mismo quisiera poner a disposición de mi país, en un futuro cercano, los conocimientos que estoy adquiriendo en este Masters, los elementos de finanzas, de comercio, de marketing, que en definitiva, Cuba necesita”.

Bolaños, respondió de manera cordial a todos nuestros comentarios: “No tengo objeción a lo que has dicho”, me expresó. “Estamos haciendo reformas; estamos haciendo cambios. No sabemos concretamente que va a pasar con los médicos, pero todo se está valorando.” El embajador explicó que habían cuestiones que cambiarán con las épocas, y que todos los cambios no se pueden hacer a la vez, que también hay que respetar las concepciones de personas que se han sacrificado mucho por Cuba en décadas “excepcionales” de resistencia al bloqueo más extenso contra un país, y que esa agresión permanente nunca se puede olvidar del análisis como no se puede sacar cálculos de matemática desapareciendo el número cinco.

En muchos casos, Bolaños se manifestó abierto a conversar sobre los planteamientos, sin apoyarlos en su conjunto pero reconociendo razón en muchos de ellos. En algunas situaciones sus respuestas fueron vagas, ciertamente, pero la ganancia, creo, no está tanto en el contenido, como en el hecho de que se entabló un diálogo de desafío respetuoso, de intercambio cordial de ideas, dentro de un marco de diferencias ideológicas.  

En una conversación informal con el embajador justo al finalizar la sesión, se hizo evidente que la actitud entre los propios funcionarios ante los emigrados es diferente. Paradójicamente, un funcionario diplomático mucho más joven arguyó que la soberanía estaba en Cuba y que tenía que “aclararnos” que, por mayoría, son los cubanos en la isla, no nosotros,  los que tienen el derecho a reclamar cambios en la isla. Agregó que los cubanos de afuera no van a imponer sus concepciones a los que viven en Cuba.  “Pero eso no es lo que ellos han dicho”, acotó el embajador Bolaños, quien agradeció el intercambio y la sinceridad de todos los participantes. 

Definitivamente, fue un encuentro provechoso.  Un grupo de cubanos emigrados en Estados Unidos nos sentimos escuchados  Ojalá que seamos más los emigrados que pedimos reformas en Cuba y una mejor política migratoria, pero que también denunciamos el terrorismo del exilio derechista y el embargo que aplican contra el pueblo de Cuba. Ojalá que en el gobierno cubano haya más diplomáticos dispuestos a dialogar.  Tengo la impresión que tanto nosotros como el embajador Bolaños queremos seguir conversando.

Wednesday, August 24, 2011

Los hijos de los revolucionarios y el fantasma de Shakespeare


En la escena X del drama isabelino, Hamlet confronta al fantasma de su padre, el cual se le aparece tras haber sido asesinado por Claudio, hermano del monarca. Desde la continua zozobra que lo aqueja, Hamlet increpa al espantajo:

“-¡Oh, respóndeme, no me atormentes con la duda! Dime, ¿por qué tus venerables huesos, ya sepultados, han roto su vestidura fúnebre? ¿Por qué el sepulcro donde te dimos urna pacífica te ha echado de sí, abriendo sus senos que cerraban pesados mármoles? ¿Cuál puede ser la causa de que tu difunto cuerpo, del todo armado, vuelva otra vez a ver los rayos pálidos de la luna, añadiendo a la noche horror? ¿Y que nosotros, ignorantes y débiles por naturaleza, padezcamos agitación espantosa con ideas que exceden a los alcances de nuestra razón? Di, ¿por qué es esto?”

Algunos hijos emigrados de ciertos revolucionarios  sufren, como Hamlet, por la reaparición del espectro de sus progenitores. Atormentados por una historia de la cual no deberían sentirse ni responsables ni avergonzados, entablan batalla contra espíritus de su propio linaje. Preocupados como están por no ser identificados con un pasado que les pesa, optan por no contribuir a un presente de reconciliación. Lo cual es paradójico pues junto a sus padres, participaron--muchas veces con marcado entusiasmo--, en las dinámicas mainstream del proceso revolucionario: publicaciones en editoras nacionales, premiaciones, cargos, puestos en reconocidas cátedras, pertenencia al canon…


Para exorcizar a sus fantasmas, asumen actitudes radicales, adoptando el lenguaje del lugar al cual llegan (un vocífero exilio, en el caso de Estados Unidos). Sus anfitriones, los viejos exiliados, son incapaces de entender sutilezas importantes que los hijos de los revolucionarios sí, puesto que aquéllos nunca más regresaron a Cuba. Pero éstos, los Hamlets de nuestro exilio, incorporan el lenguaje del terror por oportunismo.

Cuando vean a un hijo de un revolucionario convocando desde Miami, New Jersey u otro punto cómodo del planeta al levantamiento popular en Cuba, o repitiendo estribillos que exacerban el odio entre cubanos, pregúntese qué fantasmas estará tratando de borrar con el emplazamiento. Yo, que conozco a algunos de ellos, les aseguro que el llamado tiene casi siempre motivaciones más torcidas de lo que aparentan.

Monday, August 15, 2011

Pablo: en Miami también eres querido

El ala radical del exilio cubano en Miami ha escogido nuevamente darle la espalda al sentido común, al solicitar a las autoridades de esa ciudad la cancelación del concierto de Pablo Milanés el próximo 27 de agosto, el cual ha sido auspiciado por Hugo Cancio, presidente de Fuego Entertainment y del Cuba Business Development Group Inc.

Integran el elenco de opositores organizaciones de corte diverso. Por un lado, la ya pintoresca Vigilia Mambisa, la cual pasó a ser parte de los anales de esa ciudad en el 2009, al rentar una aplanadora para destruir los discos de Juanes durante el concierto del colombiano en La Habana. (Al parecer un ala de Vigilia autodenominada “Los Rockies” –cuyo ídolo es el personaje popularizado por Sylvester Stallone en el filme Rocky, de 1976— ha llegado a convertirse en un núcleo agitador dentro del grupo.)

Otras asociaciones como la Brigada de Asalto 2506, la Junta Patriótica Cubana, Exilio Unido Ya, el Frente Nacional Presidio Político Cubano y la Coordinadora Internacional de Ex Prisioneros Políticos Cubanos, han solicitado al alcalde del condado Miami-Dade la cancelación del evento, contando en ello con el apoyo del congresista cubano-americano David Rivera, a quien The Miami Herald ha dedicado recientemente varios artículos que abordan una investigación federal sobre manejos ilícitos de sus finanzas personales y campaña política.

No es casual que la mayoría de estos grupos, a raíz de las protestas, haya suscrito un documento en apoyo a la enmienda de Mario Díaz-Balart para derogar las medidas del presidente Barack Obama sobre los viajes y envíos de remesas a Cuba. Tampoco lo es que sea David Rivera el promotor de otra enmienda que se opone a la reunificación de las familias cubanas: responden todos a la misma política de asfixia de quienes prefieren poner intereses personales, muchas veces revanchistas, por encima de un necesitado proceso de reconciliación nacional a gran escala.

Hoy, estos intransigentes desaprovechan nuevamente la posibilidad de hacer historia, oponiéndose al concierto de Pablo. Su miopía política les impide entender que al asumir posturas de estrangulación y el aislamiento, lejos de propiciar un proceso de apertura, respaldan la radicalización de agendas anti-reformistas en la isla. ¿Será que siguen acariciando la idea del ajusticiamiento y el caos colectivo como única solución?

Pablo Milanés no es un disidente, pero tampoco es una vaca sagrada del oficialismo cubano. Desde el inicio de la Revolución hasta la fecha, ha asumido posiciones incómodas y ajenas al propagandismo fácil. En los 60s fue víctima de las UMAP. Tiene el mérito de haber inaugurado, a principios de los 90s, la segunda institución cultural de carácter autónomo en la Cuba pos-revolucionaria: la Fundación Pablo Milanés, la cual, aunque contó con respaldo en sus inicios, fue cancelada por los progresivos obstáculos oficialistas que enfrentaría. (Ediciones El Puente fue la primera institución de carácter autónomo en 1961, aunque serían finalmente co-optadas por la UNEAC en 1964).

Es difícil seguir la lógica torcida de los verticales del exilio. En el 2010, a raíz del concierto de Silvio Rodríguez en el Carnegie Hall, la emprendieron contra Rodríguez por haber firmado la carta de apoyo al fusilamiento de los tres jóvenes que secuestraron armados una lancha llena de pasajeros en el 2003, con el propósito de huir a EE.UU. Cuando Milanés, en cambio, expresa a El Nuevo Herald: “Fui el único que no la firmó porque no estuve de acuerdo con que los apresaran ni con que fusilaran a aquellos tres muchachos -negros por cierto- que se robaron la lancha [de Regla] y no mataron a nadie”, lo insultan y pretenden excluir con igual vehemencia.

Tampoco los reclamos del trovador de que el estado debe proteger la vida de sus ciudadanos, independientemente de la naturaleza de sus protestas (en el contexto de la muerte de Orlando Zapata Tamayo), mueven a la reflexión a los verticales.

En una competencia de valentía, ¿quién tuviera más mérito? ¿Los seguidores de Rocky Balboa, quienes acogiéndose a las garantías de la democracia, protestan contra Fidel desde el Versailles, o Pablo Milanés, quien presiona por transformaciones desde adentro, en el seno de una sociedad unipartidista?

El estribillo favorito de estos grupos es que el intercambio cultural no es tal intercambio, puesto que ni Gloria Estefan ni Willy Chirino han podido ir a cantar a Cuba, como tampoco lo pudo hacer Celia Cruz. Sin desestimar que en Cuba la tolerancia y el pluralismo deberían verse cada vez más no como demandas postergadas por la Guerra Fría, sino como el común denominador de los nuevos tiempos,  uno puede preguntarse también: ¿Qué han hecho estos artistas para establecer las bases de un intercambio fructífero? ¿Han denunciado la violencia e intolerancia en Miami? ¿Han manifestado sus condolencias a los familiares de las víctimas del sabotaje al vuelo 455 de Cubana de Aviación? ¿Han pedido alguna vez la supresión del embargo, cuyo blanco fundamental ha sido, no el gobierno sino las familias cubanas en la isla, las mismas que hoy Ileana Ros-Lehtinen, los Díaz-Balart, Marco Rubio, Bob Menéndez, David Rivera y otros, se empeñan en seguir castigando?

Sunday, July 17, 2011

Right wing pol takes aim at reunification of Cuban families

By Albor Ruiz 

Sunday New York Daily News, July 17, 2011 at 9:11am

"He won't getaway with it," said Isabel Alfonso, a Cuban-born literature professor, composer and singer who lives in Jackson Heights, Queens. "Who does he think he is?"

Alfonso's rage was directed at Rep. Mario Díaz Balart, a right-wing Cuban-American Republican. Last month, he attached an amendment - approved by the House Appropriations Committee - to the Financial Services Appropriations bill aiming to rescind President Obama's 2009 changes to Cuban-American family travel and remittances rules.

If the bill passes, Cuban-Americans would be pushed back to George W. Bush's dark ages, when they were allowed to visit their families in Cuba once every three years with no humanitarian exceptions. The definition of family would be limited, and the amount of money they could send to the island would be capped.

"This is Tía Isabel," said Alfonso pointing to a photo of a sweet-looking lady sitting on a rocking chair in her Havana living room. Alfonso, who teaches at St. Joseph's College on Long Island, has taken six trips to see her elderly aunt since 1995 - the year she moved to the U.S.

"Last time was in June. I would've gone more often, but Bush's absurd restrictions made it impossible." And she added: "No Cuban-American politician is going to stop me from seeing her."

Fortunately, it is unlikely that Díaz Balart, who would like nothing more than to make it illegal for Alfonso to visit her aunt, will get his wish. Even if the bill, as it stands, passes a House vote and gets through the Senate, the White House has vowed to veto it.

Last Wednesday, the Obama administration made it clear it will not allow Díaz Balart and his ilk to roll over their Cuba policy.

"This section would undo the President's efforts to increase contact between divided Cuban families, undermine the enhancement of the Cuban people's economic independence and support for private sector activity in Cuba that come from increased remittances from family members, and therefore isolate the Cuban people and make them more dependent on Cuban authorities," the White House said.

It appears Díaz Balart, who has made a career of supporting every measure to punish the Cuban people on both sides of the Florida Strait, has grossly miscalculated. Last year almost 400,000 Cuban-Americans visited their native country, many of them Díaz-Balart's constituents.

Whatever their feelings might be about the Havana government, they want to travel to Cuba to embrace loved ones and make their lives easier. They are certain not to appreciate their representative's efforts to criminalize family visits and remittances.

To answer Alfonso's question: it's easy to know who Díaz Balart really is.
Although he sells himself in Miami as Cuban to win votes, the Fort Lauderdale-born son of Cuban parents has never set foot on the island.

Díaz Balart doesn't have relatives in Cuba, which makes it easy for him to erect himself as some sort of deity - a very minor one for sure - that pretends to redefine the Cuban family by leaving aunts, uncles and cousins out, and to decide who can travel to their native country and when.

For whatever obscure reasons, Díaz Balart - who, unlike Cubans on the island, lives a very comfortable life - keeps doing his best to make sure the hardships of the Cuban people he says he wants to help are not alleviated by any means.

"The time has come for Cuban Americans to vote Díaz Balart, Sen. Bob Menéndez [D-N.J.], [Rep.] Ros-Lehtinen [R-Fla.] and others like them out of office," Alfonso said. "How much longer are we going to keep rewarding those who profit from our pain?"

Or as we say in New York, it's high time to throw the bums out.
aruiz@nydailynews.com"

Monday, July 11, 2011

Actores para una nueva serie cubana. ¿Por quién votamos?

Lincoln Diaz-Balart; Ileana Ros-Lehtinen y Mario Diaz-Balart

Julio 11, 2011

A partir de la toma de posesión de Obama en enero del 2009, se propiciaron en Estados Unidos importantes cambios en cuanto a las regulaciones de viajes de cubano-americanos y americanos a la isla.

Las eliminación de restricciones pueden resumirse esquemáticamente en tres aspectos fundamentales:

-Autorización de  viajes ilimitados de cubano-americanos y envío ilimitado de remesas.
-Autorización de viajes de norteamericanos  de “persona a persona” (“people to people”), lo cual permite a los estadounidenses viajar con una licencia específica.
-Autorización de los viajes académicos, los cuales pueden realizarse bajo una licencia general, y no necesariamente una específica, tal como se requería bajo la presidencia de Bush, donde sólo se permitían programas académicos de largo plazo.

Marco Rubio, Bob Menéndez, Mario Díaz-Balart e Ileana Ros-Lehtinen contra el derecho de libertad de movimiento del exilio cubano-americano

Senador Marco Rubio
En febrero del 2010 los senadores Marco Rubio y Bob Menéndez, ambos de ascendencia cubana, se pronunciaron en contra de estas medidas, al tratar de imponer una enmienda que limitara la expansión de vuelos directos desde aeropuertos que no fueran los de Miami, Los Ángeles y New York. (La Cámara de Comercio  de Tampa urgió por el retiro de la enmienda, pero Rubio amenazó con darle seguimiento a esta legislación.) A contrapelo de perspectivas como la de Arturo Valenzuela, para quienes los contactos de norteamericanos y cubanos empoderan la autonomía de los cubanos en la isla con respecto al estado, Rubio y Menéndez abogan por una política de aislamiento para con ambos grupos.

El 22 de junio del corriente año, el representante por el distrito 21 Mario Diaz-Balart impulsó una enmienda a la Ley de Presupuesto discutida en el subcomité de Servicios Financieros del Comité de Apropiaciones, abogando por la restauración de las medidas impuestas por el presidente George W. Bush, de acuerdo con las cuales las visitas de cubanos a sus familiares deben ser limitadas a 1 cada 3 años, y sólo por 14 días. Como Bush, Diaz-Balart propone también restringir el concepto de familia, así como el espectro de viajes posibles. La moción incluye igualmente la reducción de las remesas a $ 1,200 anuales.

(Como aclaración importante, debemos decir que la enmienda fue aprobada dentro del Comité, pero para tener alcance legislativo debe ser aprobada en el pleno de la Cámara, en el Senado, y por el Presidente. Según los analistas, las posibilidades de que esto suceda son limitadas).

Una semana más tarde, el 28 de junio pasado, la representante Ileana Ros-Lehtinen solicita a la Secretaria de Estado Hillary Clinton que se eliminen los viajes académicos y culturales a la isla.  Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos (ICCAS), donde recientemente se auspició un homenaje al terrorista Orlando Bosch, respaldó la carta de Ros-Lehtinen.

Libertad de viaje

Existen múltiples restricciones y trabas por parte del gobierno cubano que complican innecesariamente la situación de movilidad de los cubanos. Muchas de éstas se deben a la inercia, la burocracia y a obsoletos mecanismos de control que se han convertido en mutaciones disfuncionales. Junto al cuerpo de radicales reformas (económicas, políticas) que deben ocurrir en la isla, se encuentran las de tipo migratorio. Una de las más inminentes es la eliminación de trabas como la de la tarjeta blanca o permiso de salida.  No se justifican, por ejemplo, las políticas de impedirles a una parte de balseros regresar a la isla, así como a profesionales de la salud que deciden desertar desde misiones en otros países.

Pero resulta verdaderamente ilógico que las mismas prácticas restrictivas sean promovidas por los “hardliners”–como ha llamado el opositor Oscar Espinosa Chepe a la dupla Diaz-Balart / Ros-Lehtinen-, dentro de una sociedad que se considera modelo de la democracia.  ¿O es que nuestros senadores y congresistas no se han enterado de que en el país en que intentan imponer leyes y enmiendas, la restricción de movimiento es una violación a los derechos ciudadanos?

“Lógica” del absurdo

Muchos norteamericanos, consternados por este absurdo, han pedido curiosos una explicación. “¿Es que salieron ustedes de la isla para que les limiten el movimiento fuera de ella?”  “¿Somos acaso masoquistas para abogar por una sempiterna restricción de nuestra movilidad?”
No creo que así lo sea. Si no, ¿cómo explicar la masiva visita de más de 300 mil cubano-americanos a Cuba en el 2010, después de la relajación de las restricciones?
Es hora de llamar las cosas por su nombre. No es el exilio en masa quien promueve la perpetuación de un morboso odio entre cubanos. Son los políticos y empresarios inescrupulosos (muchos de ellos vergonzosamente de origen cubano) a quienes poco importa el destino de nuestros familiares en la isla ni de nuestra nación.

PACs: La línea dura de los comités de acción política cubano-americanos 

Es sabido que en Estados Unidos las leyes  se mueven a partir de los dineros de influencia que los Comités de Acción Política, (Political Action Committees o PACs -por sus siglas en inglés), hacen llegar a Washington. Los requisitos básicos son: no donar más de $ 5000 anuales (sólo residentes y ciudadanos norteamericanos); las donaciones que excedan los $ 50 deben ser acompañadas por el nombre y dirección del donante; las donaciones por más de $ 200 deben especificar también la ocupación del donante y nombre del empleador -en caso de tenerlo-.

Entre los PACs cubano-americanos que han condicionado la política de Estados Unidos hacia Cuba –léase, por ejemplo, en cuanto la regulación de viajes–, han estado el Free Cuba PAC, conectado con la FNCA (Fundación Nacional Cubano-Americana); el CLC PAC (Cuban Liberty Committee), fundado a raíz de la división dentro de la FNCA; y el US Cuba Democracy PAC (USCD-PAC).

Los dineros que estos PACs envían a políticos como Ros-Lehtinen, Diaz-Balart, Menéndez, Rubio, Rivera, Debbie Wasserman-Shultz et al., condicionan y motivan las tomas de decisiones de éstos a la hora de proponer enmiendas o cambios legislativos en sus respectivos radios de acción.

Por ejemplo, gracias a estos dineros Lincoln Diaz-Balart, desde su función de representante del distrito 21 de la Florida, bajo la administración de Bill Clinton, hizo posible la codificación del embargo en ley en 1996, adjuntando una enmienda que veta la capacidad del propio presidente de anularlo. Expresó el congresista durante una cena con el Cuban Democracy PAC en el 2010: “Por primera vez en la historia de Estados Unidos, una comunidad, utilizando su poder político, le quitó de las manos al Presidente de Estados Unidos la política exterior sobre un país.” ¿De qué comunidad habla Diaz-Balart si ya un año antes de sus pronunciamientos, el 64 %  de los cubano-americanos estaban a favor de la relajación de las restricciones del embargo?

Fue este político uno de los que contribuyó al avance de una agenda de limitación de viajes la cual, llevada a la práctica por George W. Bush, restringió el concepto de familia al excluir a tíos y primos de nuestra parentela.

En el 2003, Diaz-Balart pidió al Departamento del Tesoro que se hiciera una investigación sobre los viajes religiosos. ”Lo que hemos pedido es que se haga cumplir la ley y se elimine el subterfugio de los supuestos viajes religiosos cuyo real propósito es el turismo”, aseveró a El Nuevo Herald. Al respecto, añadió Ros-Lehtinen: “No hay que inventar nada en este asunto, porque la ley es bien clara. Si la gente recibe cartas en los próximos días informándoles de sanciones y multas, no deben sorprenderse.”
Ileana Ros-Lehtinen (centro)
Los récords de Diaz-Balart y Ros-Lehtinen no muestran en este sentido un ápice de compasión hacia sus compatriotas en la isla ni en Estados Unidos, pero sí dan fe  de cuantiosos ingresos por parte de sus patrocinadores ($1. 668,779 Ros-Lehtinen [http://www.campaignmoney.com/political/campaigns/ileana_roslehtinen.asp?cycle=10 ]; $ 349. 103 Díaz-Balart