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Friday, July 8, 2011

Disonancia intelectual y exilio incómodo

(Respuesta a réplica de José Revilla-Lobo  http://www.octaviodilewis.com/2009/11/exilio-incomodo.html)

I. Disonancia cognitiva e incomodidad

En la década de los cincuenta el psicólogo norteamericano Leon Festinger acuñó el término ‘cognitive dissonance’ (disonancia cognitiva), para referirse a un comportamiento recurrente en el género humano: la pérdida de balance emocional producida por el conflicto entre dos pensamientos opuestos. El desbalance, al colocar la mente en un lugar de tensión que genera angustia, suele ser contrarrestado con la negociación de actitudes. Un ejemplo de resolución a una disonancia cognitiva es el síndrome de Estocolmo, a través del cual una persona secuestrada toma cariño a su raptor, como forma justificar el malestar creado por la abducción.

La psicología social ha sacado provecho de esta teoría. Se ha demostrado, por ejemplo, cómo las identidades sociales se definen en torno a procesos de eliminación de disonancia. Ir en contra de las normas de un grupo determinado puede causar discrepancias incómodas, las cuales suelen ser remplazadas por comportamientos acomodaticios que tienden a disminuir las tensiones.

Miami es un caso peculiar donde existe un controversial y omnipresente Otro (Cuba, la Revolución, Fidel Castro) a partir del cual se redefinen las opciones de estabilidad. En este contexto, ciertas posiciones que no tendrían que estar en permanente oposición, izquierda democrática y derecha democrática, por ejemplo, lo están, debido a que el sector extremista del exilio ha seleccionado para la colectividad un excluyente repertorio de alternativas. Es difícil detectar cuándo estas opciones se vuelven mandatos inconscientes.

El artículo de José Revilla-Albo (http://www.octaviodilewis.com/2009/11/exilio-incomodo.html) en respuesta al mío, “Un exilio cómodo” (http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/un-exilio-comodo-235815), puede entenderse mejor si se ubica dentro de estas dinámicas. Su respuesta es eco de mandatos normativos que buscan eludir las disonancias. La distorsión es el común denominador de sus argumentos.  

II. La distorsión como antídoto al malestar

Macartismo

"Spy. Vs. Spy". Animado de Antonio Prohías que se convertiría en un clásico.




La existencia de posiciones favorables al diálogo, los intercambios culturales, y de crítica, tanto como de balance de la revolución cubana, todavía crea en Miami fuertes disonancias. Revilla establece, como preámbulo a sus ataques, que éstas son “tendencias disfrazadas de reconciliación nacional,”  insertando esta noción de máscara que, a estas alturas, nos remite más a una mala versión de “Spy vs. Spy” que a una crítica seria.

Con ese macartismo, quizás inconsciente, intenta negar legitimidad a mis ideas. Según Revilla, yo debo ser o “sembrada por el gobierno cubano”, (espía) o “inocente”,  o alguien cuyo objetivo es el “futuro acogimiento (…) del gobierno cubano.” Dentro de su marco referencial, si no pertenezco a ninguna de estas (distorsionadas) categorías, no existo como sujeto. ¿Qué hace falta para que entienda que opciones diferentes a las que señala, existen fundamentadas en un pensamiento legítimo que nada tiene que ver con semejantes difamaciones?

Las omisiones del discurso providencial miamense

Un lugar común en las crónicas que narran la conquista de América fue presentar este continente como espacio providencial donde se continuaría el proyecto católico, sacudido por las reformas luteranas del siglo XVI. Las crónicas están recorridas por una visión triunfalista de continuidad en la que se omiten partes no tan halagadoras. El silencio ante ciertos eventos es una forma de reducir disonancias. La predilección de Revilla por omitir importantes datos nos recuerda estos discursos providenciales.  

Revilla se refiere a los exiliados como ‘factor decisivo’, ‘como inyección de progreso’ dada a la ciudad por estos ‘hombres de negocio’ o ‘universitarios’ que en poco hicieron de Miami una urbe cosmopolita. Parece como si el malestar generado por la pérdida de un espacio físico (la isla), se alivia a través de la reivindicación de otro (Miami como nuevo islote de desarrollo) que existe gracias a la intervención providencial del exilio cubano en la península floridana.

La visión de una ciudad articulada a raíz del empuje de uno de sus grupos de mayor índice demográfico (los cubanos) no carece de visos de certeza, pero exhibe importantes sesgos. Se omite allí la mención a la política del gobierno norteamericano hacia los emigrantes cubanos, usufructuarios de los más generosos paquetes de beneficios en la historia del INS. Se omite también que nuestros compatriotas recibirían ayudas federales con mayor facilidad que ningún otro grupo. El “Cuban Refugee Program”, establecido en 1960 y en vigencia hasta 1994, patrocinó la operación Peter Pan, el entrenamiento laboral de los recién llegados y ayudas para su ubicación. El programa recibió fondos federales que se dirigieron a la creación de agencias de ayuda a los nuevos inmigrantes. Se aseguraba la solidificación de la comunidad cubana como enclave de estabilidad, pero también se solidificaba el capital político de la nación anfitriona, pues los refugiados cubanos servían a sus propósitos de guerra fría.

Estas dos narrativas (la de los cubanos que al huir del comunismo llegan providencialmente al éxito, y la del país “pródigo” que usaba los nuevos eventos como forma de descrédito a ese sistema político), son claves para explicar los innegables logros del exilio cubano. No mencionarlas es pronunciar una verdad a medias.

Eventos raciales, silencio y distorsión

Admitir que la discriminación racial se amplificó en Miami producto de la convergencia de estas narrativas es incómodo. Es sin embargo, un primer paso necesario para empezar a tomar conciencia de los problemas de racismo que aún, en el 2009, afectan a esta ciudad.

No es difícil imaginarnos la desventaja racial en la que emergió la comunidad afroamericana en Miami. De 1968 hasta 1980 los americanos blancos recibieron 46.6 % de los dineros federales otorgados a través de las oficinas de Small Business Administration; los hispanos 46.9 %, y los afroamericanos solamente un 6 % (Sawyer). Este es sólo un ejemplo que ilustra cómo los afroamericanos en Miami quedaron relegados a una posición desfavorable con respecto a los de otros estados, puesto que no sólo los blancos, sino otro grupo migratorio de mayoría cubana, es favorecido  por las sucesivas administraciones.
Protestas racistas durante los 60s
Protestas por la muerte a golpes del motorista afro-americano Arthur McDuffie, en los 80s.

A elementos como éste hay que sumar el del desprecio racial que trajo buena parte del exilio cubano. El racismo es un fenómeno ubicuo que no ha sido tampoco erradicado en su totalidad en la Cuba post-revolucionaria. Pero el hecho de que aún exista, tanto allá como acá, (en desiguales dosis) no quiere decir que fue inventado por la revolución. Dentro de ella se hicieron, al menos durante los primeros años, fuertes campañas orientadas a su aniquilación.

El exilio de derecha en Miami, en cambio, dada su indiferencia ante las tensiones raciales, no sólo desaprovechó la oportunidad de participar en la lucha por los derechos civiles en los sesenta (por más discriminados que fueran los cubanos blancos, llevaban algo de ventaja racial a los afroamericanos), sino que dio muestras de su airado narcisismo racial, cuando por ejemplo, aún en 1990, ejerció presión para negarle recibimiento oficial a Nelson Mandela, símbolo de las luchas por los derechos raciales en el mundo, debido a sus comentarios de agradecimiento a Fidel Castro, quien lo apoyó cuando estaba en prisión. Mientras tanto, el exilio cubano derechista apoyaba a Jesse Helms, el mayor defensor en el congreso estadounidense del régimen del apartheid. Hoy, Hialeah ofrece la llave de la ciudad a Posada Carriles.

El arribo de la comunidad haitiana a Miami también aporta disonancias. A pesar de características afines, en cuanto a tratarse de refugiados provenientes de una isla del Caribe escapando a condiciones políticas totalitarias, los haitianos no recibieron las ayudas federales beneficiarias a los cubanos. Es en 1980 que se crea el CHTF (Cuban-Haitian Task Force) para apoyar a los inmigrantes haitianos. Las oleadas migratorias habían comenzado desde mucho antes, a partir de la llegada de Papa Doc al poder en 1957. Los haitianos no poseían, sin embargo, el mismo peso en cuanto a capital político. Después de todo, Duvalier no era un dictador comunista. La inconsistencia de la administración de Bill Clinton con respecto a la masiva emigración haitiana posterior al golpe de 1991, corrobora las desventajas de este grupo con respecto a los cubanos. La omisión de estos detalles genera falsas complacencias y distorsión.

Terrorismo

La violencia contra sus disidentes es un elemento constitutivo de la historia de nuestro exilio. Intelectuales, periodistas, comentadores de radio, o simples ciudadanos que han mantenido posiciones alternativas de disonancia han sido víctimas de actos terroristas. Artistas cubanos de paso por la ciudad se han convertido en blanco del terror. En 1995 el público asistente al concierto de Gonzalo Rubalcaba en el Guzman Center fue víctima de apedreamientos. Un cóctel molotov fue arrojado al Centro Vasco como protesta por la actuación de Rosita Fornés en 1996. Esos acontecimientos marcaron mi llegada a un Miami que sí pasó por mí, al contrario de lo que Revilla piensa, mientras vive en una ciudad sin ver lo que en ella pasa.  ¿O es que es mas cómodo no enterarse?

La timidez con que se trata el terrorismo en Miami es preocupante. En mis juicios sobre la comodidad intelectual, indica su artículo, subestimo el valor de ciertos funcionarios universitarios. ¿No subestima él, dentro de su providencial narrativa, el irreparable daño histórico de Luis Posada Carriles, Orlando Bosch entre otros terroristas y macartistas, que ha costado vidas, trabajos, piernas, capital y relaciones sociales a un grupo considerable de personas? ¿Es que acaso el miedo a coincidir en este respecto, con la posición  de condena ostentada por el gobierno cubano justifica este juego de omisiones? ¿Es por temor a ser asociado a ese Otro que escoge el silencio? ¿Es esta exclusión un mandato inconsciente que busca amortiguar la disonancia? Revilla puede decididamente resolver estas dudas con un llamado en Miami a aplicar sin contemplaciones las leyes norteamericanas contra el terrorismo a Luis Posada Carriles.

Como ciudadana cubano-americana, me interpelan los eventos del lugar donde habito. Si dentro de esta comunidad el terrorismo es justificado,  que no le cause duda a Revilla: la urgencia del tema desplazará en mi artículo, pedidos de tolerancia hacia el gobierno cubano. Es a nosotros, los que vivimos “en democracia” a quienes corresponde explicar esos silencios.

La “mal llamada revolución” y el embargo como carta de cambio

Es comprensible que sea difícil, para quien vive en Miami, detectar los procesos a través de los cuales se entra a formar parte del estatus quo. No hay que ir como invitado a ninguno de esos programas televisivos o radiales que atentan contra los parámetros básicos de  salud mental (Oscar Haza, María Elvira Salazar, Ninoska Pérez) para ser parte de los “habitus” de esa ciudad. Vivir en un lugar donde apenas existen espacios de reflexión alternativa nos hace vulnerables a estrategias que, oponiéndose al sentido común, buscan la erradicación de disonancias. Se termina por amar a los secuestradores, aceptando como libertad de expresión y mercado de ideas algo que es un falso remedo de lo que existe en otras partes de EE.UU., donde el tema de Cuba se discute con la razón como guía.

El compatriota Revilla, quien dice haber vivido en la Cuba actual, niega validez a lo que denomina “mal llamada revolución.” La revolución, más allá de su estancamiento o impasse actual y de la necesidad de renovación por la que a todas luces clama, es un hecho irrecusable. Lo es no sólo por su eventualidad histórica (la cual, por cierto, contó con un masivo apoyo popular), o por la creación de una serie de infraestructuras beneficiaras a esa mayoría, en el campo de la educación, la salud, los deportes, la cultura, los servicios. Lo es también por la contundencia con que revitalizó los mecanismos de autolegitimación de la memoria colectiva cubana, y a pesar del autoanálisis a que debe someterse esa memoria. Tales cambios tienen un alcance real en el imaginario nacional, y definen la identidad cubana contemporánea. Invisibilizarlos sería no entender nuestara historia.
 
En Miami se requiere de un empecinado espíritu crítico para detectar el deslizamiento de ciertos mantras cognitivos que, falsamente, nos hacen ceder a las trampas de la mente. Revilla comienza por plantear que no apoya el bloqueo (“desde que vivía en Cuba”) y que ha sido un instrumento manipulado por Castro para perpetuarse en el poder. Casi a renglón seguido, dice que “hoy en día” debe ser usado como “carta de negociación.” Tratemos de seguir esta gimnasia mental. Primero, según Revilla, eliminar el embargo contribuye a derrocar a Fidel. ¿Por qué entonces seguir legitimándolo? Segundo, ¿de qué forma, en este párrafo, el embargo pasa a ser, de “via crucis del pueblo cubano”, en la primera línea, a “excelente arma de disuasión”, en la última? ¿Qué cambió para que ganara agencia de negociación y excelencia? No hay otra explicación que la entrada de Revilla a los habitus a los que dice no pertenecer. En Cuba se oponía al embargo y ahora lo favorece. Al parecer, repite los mantras de un exilio puritano con el que “hoy en día”, quizá sin darse cuenta, no quiere establecer disonancias.

III. Concierto y profecías

Un caso de estudio de disonancia cognitiva explicado por Festinger en When Prophecy Fails, se refiere a un culto religioso que afirmaba que un día específico el mundo llegaría a su fin. El esperado día llegó, con sol brillante y cielo despejado. ¿Cuál fue la respuesta de los miembros? Algunos abandonaron la secta, pero otros arguyeron que se habían pasado la noche rezando y que la fe del grupo había salvado al mundo. Atenuaron así la disonancia producida por no haberse producido el profetizado final.

El concierto del cantautor colombiano Juanes en la Habana me ha recordado el anterior caso. Antes del mismo, muchos de los socializados por el discurso exiliado de derecha cuestionaban el nombre del evento. Incluso aceptando el derecho de Juanes a cantar donde quisiera, lo llamaban tonto útil, y consideraban el evento como presa fácil de manipular por el gobierno cubano. Unos minutos después de que el concierto empezara, viendo la plaza llena de pueblo, algunos secuestrados por la profecía empezaron a cuestionar el culto. La mente humana tiene, después de todo, enrevesadas formas de justificar los momentos en que la lógica falla.

Concierto de Juanes en la Plaza de la Revolución, Cuba.
Las cinco horas de música en la plaza, para pesar de algunos, marcaron  un hito en la historia del exilio cubano. El concierto desmontó incómodos binomios de la memoria colectiva miamense y generó otros útiles. La emocionante transmisión en vivo provocó reacciones no previstas, haciendo que muchos pasaran de la indiferencia al apoyo, contagiados por la alegría de los cubanos en la plaza. En las protestas del Versailles, los anti-Juanes fueron duplicados en números por los pro-Juanes (alrededor de 400 estos últimos, de acuerdo con Carlos Miller, NBC), superando con creces los valores de la encuesta del Cuban Study Group, que establecía, antes de los sucesos, que el 47% estaba contra, el 27% a favor y que el 26% era  indiferente.

¿Qué nuevos malabares mentales estará ahora proyectando Revilla alrededor de tales imprevistos? ¿Le conducirán estas disonancias a un reconocimiento honesto de lo erróneo de su condena al evento? ¿Cómo justificará su discurso en esta nueva era post-concierto? En su artículo, previo a los acontecimientos, sugiere que a lo que se opone es al nombre de “Paz sin fronteras.” Sus argumentos demuestran que no es sólo la denominación, sino el concierto en sí, lo que condenó. “No se me ha ocurrido martillar discos a pesar de condenar el concierto de Juanes, pero mi condena nace por el nombre”, expresa, agregando que “este no es más que un concierto para alimentar un ego, un deseo reprimido (…), alguna agenda encubierta, o una razón desconocida.” Espero que se dé cuenta de que, el que su condena haya estado motivada por el nombre, no lo exime de su responsabilidad por la misma.  Pero sobre todo espero que, como buen compatriota, se haya dejado contagiar por la intoxicante alegría que causó ver, en vivo, a un millón de cubanos bailando en la plaza.

En su contestación a mi artículo, Revilla distorsionó el contexto en que usé el adjetivo ‘cómodo.’ No me refería allí al exilio en su generalidad, sino a los intelectuales cuya mente busca el descanso de la comodidad. Aprovecho para convertir su distorsión en exhortación útil a la incomodidad. El reconocimiento y la honesta aceptación de zonas de discrepancia pueden prepararnos para concebir opciones que hasta ahora han sido excluidas de nuestras narrativas nacionales, tanto en Cuba como en el exilio. Aprender a vivir en ese malestar, en esas zonas limítrofes de tensión, puede que sea un primer paso para empezar a ensayarlas.

Referencias

When Prophcy Fails. A Social and Psychological Study of a Modern Group That Predicted the Destruction of the World.  Leon Festinger. Haper Torchbooks, 1956.

Attitudes, Behaviors and Social Context. The Role of Norms and Group Membership. Deborah Terry and Michael Hogg.  Lawrence Erlbaun, 1999.

Encyclopedia of Diasporas. Immigrant and Refugee Cultures Around the World. Melvin Ember, Carol R. Ember and Iann Skoggard. Springer, 2007.

Racial Politics in Post-Revolutionary Cuba. Mark Q. Sawyer. Cambridge University Press, 2006.

“Cuban Vs. Cubans. Community Clashes Over Juanes Concert.” Carlos Miller.  http://www.nbcmiami.com/news/local-beat/Cuban-Vs-Cuban-A-Community-Div
ided-59977657.html
Publicado originalmente (con el pseudónimo de Chabela Alvarez) en: www.kaosenlared.net/noticia/disonancia-intelectual-exilio-incomodo

Thursday, November 18, 2010

No todos queremos a Orlando Bosch

Orlando Bosch Ávila
New York 18/11/2010 

El 12 de octubre pasado se efectuó en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos (ICCAS) de la Universidad de Miami el encuentro “Cuba: guerra de guerrillas”. El evento fue promocionado siete veces por El Nuevo Herald, el cual presentó al “Dr. Orlando Bosch Ávila como invitado especial”. Ramiro Gómez Barrueco, en emotiva nota introductoria, explicó que el Instituto de la Memoria Histórica contra el Totalitarismo, del cual es director, ha llegado a “este punto” porque “el ICCAS, Casa Bacardi, Jaime Suchliki (director del ICCAS) los han ayudado de una forma trascendental…” En el acto se les entregó una tarja a Orlando Bosch y a Francisco Talavera.

Orlando Bosch es un terrorista cuya obsesión ha sido la eliminación de todo aquel que haya entablado relaciones (comerciales, deportivas, culturales, diplomáticas) con el Gobierno o la sociedad cubana en la Isla. Fue convicto en Estados Unidos a 10 años de cárcel por disparar contra un barco civil (Polanica) anclado en Miami, de paso a La Habana. Fue director de los Comandos de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), desde donde se le acusa de orquestar el derribo del avión de Cubana 455, el asesinato del entonces ex canciller chileno Orlando Letelier, en contubernio con la DINA de Pinochet, y muchos otros actos terroristas.

Un grupo de académicos, indignados por el hecho de que una universidad prestase su logotipo y sus recintos para el patrocinio del homenaje a tal persona, suscribimos una carta de protesta que fue enviada el 27 de octubre a la presidenta de la Universidad de Miami, Donna E. Shalala. Igualmente se expidió a The Miami Herald, a El Nuevo Herald, así como a algunos blogs de Internet como Diario de Cuba. Todos esos medios se unieron en una conspiración de silencio y protección al bochorno.

Afortunadamente, la noticia tuvo eco inmediato en Progreso Semanal, Cubaencuentro y el periódico mexicano La Jornada. Y por supuesto, comenzaría a circular por los blogs y medios oficiales de Cuba, y por medio centenar de publicaciones del resto del mundo. Los medios de prensa de Miami no respondieron sino hasta varios días después. Ni que decir tiene que los espacios televisivos, tan ocupados como están en abuchear a Cándido Fabré, no se han dado por enterados de la carta.

Entre silencios, mentiras y medias verdades

Hasta el momento, Shalala tampoco lo ha hecho. Suchliki, en cambio, expresó el 29 de octubre al blog Café Fuerte: “Nosotros alquilamos la Casa Bacardí a varias organizaciones en Miami, entre ellas el instituto de Corzo (se refiere al Instituto de la Memoria Histórica, responsable por la organización del encuentro). Ya se lo hemos alquilado en otras ocasiones, y en la información que recibimos para ese evento no se anunciaba ningún homenaje. No estuvimos involucrados en ese acto. Yo ni siquiera estaba en Miami”.

Si el desconocimiento de Suchliki es real, entonces el director de Instituto ni está enterado de a quién abre las puertas del centro que dirige, ni lee la prensa local. Su desconocimiento no exonera, sino que agrava su falta de responsabilidad.

El 8 de noviembre, diez días después de que la carta había estado circulando, un artículo en The Miami Herald aborda tangencialmente el tema Bosch. Lo hace no sólo tarde, sino con la ambigüedad y timidez con que ese periódico ha tratado el caso de un terrorista convicto. El título del artículo de Jackie Bueno Sousa es revelador: Free world, unlike Cuba, shouldn't confuse the criminal and the political. Si se va a hablar de Orlando Bosch, debe ratificarse que nosotros, el mundo libre, a diferencia de Cuba, que criminaliza a sus disidentes, no debemos mezclar la política con el terrorismo. (“Cuba considers such actions as counterrevolutionary, by extension turning the perpetrators into political figures. It's not surprising, given the ease with which Cuba politicizes just about any action.”)

Se esperaría entonces que la periodista, que se ha adentrado en el pantanoso terreno de la politización de la criminalidad (en Cuba), se refiera a cómo la política de Miami ha transformado al Bosch terrorista en un Bosch militante. Se esperaría que dijera que fue el perdón presidencial del George H. W. Bush lo que anuló la deportación de Bosch, demandada por el Fiscal John Withley. Que indagara sobre el supuesto veredicto de “no culpabilidad”, uno de los tantos mantras que el sector extremista del exilio histórico ha repetido sin cuestionar. Termina diciendo que Bosch fue exonerado por la voladura del avión, y que algunos lo consideran un patriota disidente, y otros un terrorista. La protesta de los académicos es mencionada en una línea, y no se incluye el link a la carta.

En contraste, el artículo de Frances Robles del 11 de noviembre, Cuban militant's award raises concerns at UM, sí incluye un video del evento y el link a la carta de protesta. Sin embargo, aunque ofrece una versión objetiva de los hechos, su retórica coquetea en parte con ese estilo del “sí pero no” con que el Miami Herald se ha referido tradicionalmente a Orlando Bosch y a Posada Carriles, al llamarles “militants”, en lugar de “terrorists”. ¿Objetividad periodística? ¿No es acaso función irrecusable del periodismo indagar sobre la veracidad de los hechos, para a partir de ello, reportarlos? ¿No es un hecho (y no una opinión) que Bosch ha incitado y efectuado actos contra propiedades y víctimas civiles inocentes? ¿No es ese el concepto de lo que un terrorista es, independiente de la causa que quiera promover?

Ambos artículos mencionan que Bosch fue declarado “no culpable” (“acquitted”). Pero, ¿qué es lo que no se dice de este misterioso “acquittal” o no culpabilidad adjudicada a Bosch por las cortes venezolanas?

La misteriosa absolución del terror

Bosch fue apresado en Caracas en 1976 a raíz de la voladura del avión de Cubana, al ser delatado por los asesinos a sueldo contratados para sabotear el avión, Freddy Lugo y Hernán Ricardo. El primer veredicto de no culpable se debe al tecnicismo de que, el 25 de agosto de 1977 (un año después de los hechos), la jueza Delia Estava Moreno refirió el caso a un tribunal militar, bajo los cargos de “traición”, de los cuales fueron absueltos. Habría que preguntarse, ¿traición a qué? Para mayor injusticia, la corte militar de apelaciones concedió que el tribunal que los había juzgado (Bosch, Posada, Lugo y Ricardo), carecía de jurisdicción, ya que se trataba de un caso penal, y no militar. El tecnicismo de haber sido juzgados por una corte militar resultó en la anulación del caso. Se alegó también la poca fiabilidad de la traducción de los documentos que probaban la implicación de Bosch en el sabotaje.

Pero el silenciamiento de los crímenes de Bosch responde a una lógica mucho más torcida. Personalidades de alto rango político han intervenido como los deus ex machina de este terrorista, tal como es el caso de Ileana Ros-Lehtinen, quien a finales de los 80 desplegó la campaña “Free Orlando Bosch”, obteniéndose en efecto su liberación por el Gobierno venezolano. Debe recordarse que Otto Reich fue el embajador de Estados Unidos en Venezuela de 1986 a 1989, y que ya en 1985 Lincoln Díaz-Balart había apoyado la celebración de un “Día de Orlando Bosch”, sugerida por una comisión de la Ciudad de Miami. (En 2003 los Díaz-Balart también cabildearon por la liberación de Luis Posada Carriles ante el Gobierno panameño).

Después de su misteriosa “absolución”, Bosch entra ilegalmente a Estados Unidos el 18 de febrero de 1988 (las autoridades norteamericanas le habían denegado el visado), y es arrestado por oficiales de Inmigración el 17 de mayo del mismo año. Cumpliría en esa ocasión tres meses de condena por una violación de libertad condicional pendiente, en relación al atentado al Polanica.

Ante el pedido de asilo político de Bosch, el entonces director del INS (Inmigration and Naturalizaron Services) le entregó una nota de deportación, aduciendo en detalle su largo historial terrorista. (Los documentos adjuntos en la carta al final de este artículo, muestran la negativa del fiscal general asociado Joe D. Whitley a ofrecer asilo político a Bosch, a quien consideró, refiriéndose a su amplio rosario de sabotajes, una “amenaza a la seguridad nacional” [Exclusion of Proceedings]).

No obstante, un perdón presidencial le es otorgado en 1990, gracias a las gestiones de Ileana Ros-Lehtinen, con el apoyo de su manager de campaña Jeb Bush. Irónicamente, el fiscal general Dick Thornburgh, durante su magistratura bajo la propia Administración de George H. W. Bush, había calificado a Bosch de “unrepentant terrorist” (terrorista sin arrepentimiento), ordenando su deportación.
Nace así el mito del “luchador” Orlando Bosch. Entre perdones presidenciales, efemérides en su nombre, y campañas por su liberación. ¿Será por toda esta turbia fanfarria que los medios de prensa en Miami y Jaime Suchliki insisten en ignorar los documentos del FBI concernientes al derribo del avión de Barbados, la audiencia de deportación de Orlando Bosch y sus andanzas criminales? (http://www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB157/index.htm)

¿Será por eso que le otorgan al terrorista una placa en un centro de altos estudios? ¿Que instituyen un día en su nombre? ¿Que los periódicos de la ciudad por donde camina libremente le llaman “militante” o “luchador anticastrista”, (o “terrorista acusado”, si navegamos con suerte), pero casi nunca “terrorista convicto”, como las propias autoridades de Estados Unidos le han llamado?

Magos de la palabra

En cuanto a los malabares terminológicos, hay que decir que no son, después de todo, producción original de The Miami Herald y de El Nuevo Herald. La AP, por ejemplo, ha sido confrontada por el uso espurio de estos términos, en el contexto del Medio Oriente.

En el caso de la comunidad cubanoamericana, el daño es evidente. El resbaladizo juego de preferencias por términos más neutrales como “militante” o “luchador” anticastrista, adjudicados a Bosch y a Posada Carriles, han contribuido a la edulcoración de estos personajes nefastos del terror, a quienes aún puede vérseles en una manifestación de apoyo a las Damas de Blanco en la Pequeña Habana, clavel en mano.

Un artículo publicado recientemente por The Miami Herald muestra el uso específico de las palabras “terror” y “terrorista”, en relación con el caso de Francisco Chávez Abarca, salvadoreño acusado de poner las bombas en La Habana en 1997, comandado por Posada Carriles: http://www.miamiherald.com/2010/10/17/v-fullstory/1878396/mystery-man-in-terror-plots-points.html
Preguntemos a este periódico y al Nuevo Herald en qué basan su errática elección de estos términos (terrorista, terror, militancia, luchador) en uno u otro contexto: http://www.elnuevoherald.com/contactos/.

Un irónico título a un post de Cuban Colada del 15 de noviembre, (Everybody Loves Orlando Bosch) parafrasea y satiriza las palabras de Enrique Ruano (“todos te queremos”), al hacer entrega de la placa de homenaje a Bosch. Hubiera sido acaso preferible, como titular, la pregunta: Does everybody love Orlando Bosch?

*Nota
La extraña aparición y desaparición de un reportaje en El Nuevo Herald sobre el reciente homenaje a Orlando Bosch, hacen patente la falta de transparencia de este periódico. Se trata de la traducción al español del artículo de Frances Robles Cuban militant's award raises concerns at UM, traducción que circuló brevemente en la edición digital de El Nuevo Herald, para ser retirada una hora más tarde. Las líneas iniciales especifican que se le entregó una placa a un “veterano militante anticastrista del exilio cubano”. La traducción da señas de flagrantes tergiversaciones del original, como el traducir “lack of wisdom” y “lack of judgement” como “poca inteligencia” y “pobres opiniones” en el comentario del profesor Arturo López-Levy, sobre la falta de sabiduría y juicio de quienes rentaron el local. El artículo puede leerse a través de la opción “cache” en: http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:qlPDW04g7iIJ:www.elnuevoherald.com/2010/11/12/836966/premio-a-militante-anticastrista.html.


(También de difícil acceso es el artículo Cuban exile sparks controversy, publicado por la revista de la Universidad de Miami The Miami Hurricanes, donde se enfatiza la necesidad de distinguir entre militancia y terrorismo. La página ha estado bajo Attack Site Warning desde la publicación del artículo: http://www.themiamihurricane.com/2010/11/14/cuban-exile-sparks-controversy/).

Citas:
Referencias
With El Poder Cubano (Cuban Power) 1968-69:
  • Bomb sent in a suitcase to Havana, Cuba.
  • Bombs placed in various commercial establishments in the United States.
  • Bomb against Mexican consul in Miami.
  • Bomb placed at the residence of the British consul in Miami.
  • Bomb placed at a restaurant owned by Cuban emigrants in the United States.
  • Bomb placed (but did not explode) at the Chilean consulate in the United States.
  • Bomb placed at a pharmaceutical company in the United States.
  • Bomb placed at the Mexican consulate in the United States.
  • Bomb placed at the Spanish office of tourism in the United States.
  • Bomb against the British vessel “Greenwood” in the United States.
  • Bomb placed on board the Japanese ship “Aroka Maru” in the U.S.
  • Bomb placed at the tourist offices of Spain in the United States.
  • Bomb placed at the Mexican offices of tourism in the U.S.
  • Bomb explodes in the garage of the Mexican consul in the U.S.
  • Bomb placed at the Cuban consulate in Canada.
  • Bomb placed at the tourism office of Canada in the U.S.
  • Bomb explodes at the Japanese Office of Tourism in the United States.
  • Bomb explodes near the Cuban mission in the United Nations damaging the Yugoslavian mission.
  • Bomb placed on board the Japanese vessel “Michagesan Maru” in Mexico.
  • Bomb at the Office of Tourism of Mexico in the United States.
  • Bomb is discovered at an office of the French government in the United States.
  • Unexploded bomb is discovered at the Mexican consulate in the U.S.
  • Bomb is placed but left unused at the house of a Cuban dignitary in the United States.
  • Bomb placed in the French Office of Tourism in the U.S.
  • Bomb placed at the Shell Petroleum Company building in England.
  • Bomb at a Japanese travel agency in the United States.
  • Bomb placed at Mexican tourism offices in the United States.
  • Bomb against British consulate in the United States.
  • Bomb placed at a branch of a British bank in the U.S.
  • Bomb placed at the headquarters of the Communist Party in North America.
  • Bomb placed on board the Bahamian ship “Caribbean Venture” while at a U.S. port.
  • Bomb against Mexican representatives in the U.S.
  • Bomb at the residence of the Mexican consul in Miami.
  • Bomb placed on British vessel docket at Mexican port.
  • Bomb explodes on board Spanish ship “Satrustegui” in Puerto Rico.
  • Bazooka attack against Polish ship in the United States.
  • Bomb placed on board a Mexican airliner in the United States.
  • Bomb placed at the home of the Mexican consul in the United States.
  • Bomb at a Canadian travel agency.
  • Gas bomb at a theater where a Cuban actress was rehearsing.
  • Assassination attempts against the Cuban ambassador to the United Nations.
  • Bomb at the Mexican Department of Tourism in the United States.
  • Bomb placed the offices of Shell Oil of England in the U.S.
  • Bomb at the offices of Air France in the United States.
With Chilean fascist leaders, after meeting with Augusto Pinochet, 1974-75:
  • Assassination of the former commander of the Chilean Armed Forces, General Carlos Pratts, and his wife in Argentina.
  • The gunning down in Rome, Italy of Bernardo Leighton (Vice President of the Chilean Democratic Party in Exile) and his wife.
  • Orlando Bosch is arrested by the Costa Rican police on charges of plotting the assassination of the exiled Chilean leader Andres Pascal Allende in Costa Rica.
  • Assassination of a former Chilean minister Orlando Letelier and his assistant Ronni Moffit in Washington, D.C.
With terrorist group Accion Cuba 1974-75:
  • Bomb placed at the Cuban diplomatic mission in Canada.
  • Bomb at the Cuban diplomatic mission in Argentina.
  • Bomb at the Cuban mission in Peru.
  • Bomb placed at the Cuban embassy in Mexico.
  • Bomb placed at the Cuban embassy in Madrid, Spain.
  • Placed bomb against members of the Latin Press in Mexico, but never exploded.
  • Bomb placed at the Panamanian embassy in Caracas, Venezuela.
  • Bomb at the Venezuelan-Cuban Institute of Friendship in Venezuela.
  • Bomb at the hotel where Cuban delegation was staying.
  • Shots fired at the residence of a Cuban functionary.
  • Assassination attempt against the Cuban Ambassador Emilio Aragones in Argentina.
  • Bomb placed at Venezuelan tourism firm in Venezuela.
  • Bomb at the Cuban Embassy in Venezuela.
  • Bomb against Soviet commercial office in Mexico.
With Comandos de Organizaciones Revolucionarias Unidas 1976-77:
  • Bomb placed at Cuban mission in the United Nations.
  • Bomb at the Costa Rican-Cuban cultural center in Costa Rica.
  • Bomb at the Cuban mission in Spain.
  • Bomb at the luggage/freight department of the flight of Cubana Airlines in Kingston, Jamaica.
  • Bomb placed at the office of Cubana Airlines in Barbados.
  • Bomb placed at the offices of Air Panama in Colombia.
  • Kidnapping attempt of the Cuban consul in Merida, Mexico, killing D'Artagnan Diaz Diaz.
  • Kidnapping of two Cuban dignitaries in Argentina.
  • Bomb placed at the Embassy of Guyana in Trinidad and Tobago.
  • Bomb placed at the offices of Cubana airlines in Panama.
  • Sabotage in mid flight of a Cubana airlines flight, killing 73 passengers. (Arrested and imprisoned in Venezuela but continued directing terrorist activities toward Venezuela.)
  • Bomb placed at the Venezuelan consulate in Puerto Rico.
  • Bomb on board a Venezuelan airplane in Miami, United States.
  • Bomb placed at the office of the Venezuelan airline “Viasa” in the United States.
  • Bomb placed at the Venezuelan consulate in Puerto Rico.
  • Also from prison, Bosch directed activities against the interests of Mexico, 1978:
  • Bomb placed at the Mexican consulate in the United States.
  • Bomb placed on board the merchant vessel “Azteca” of Mexico at a Mexican port, resulting in 2 deaths and 7 injuries.
In conjunction with a group called Omega-7:
  • Bomb placed at the Cuban mission in the United Nations.
  • Bomb placed in front of Madison Square Garden where Cuban boxers were scheduled to fight.
  • Bomb placed at the offices of the tourist firm “Girasol” of the Puerto Rican Socialist Party.
  • Bomb placed at the offices of the tourist firm “Antillana” in Puerto Rico.
  • Bomb placed at the offices of the firm “Record Public Service” owned by a Cuban emigrant in Puerto Rico.
  • Bomb at the newspaper “La Prensa” in the United States.
  • Bomb threat against TWA airlines against flying into Cuba.
  • Bomb placed at the local offices of the travel agency “Varadero” in Puerto Rico.
  • Bomb at the Cuban mission in the United Nations.
  • Bomb placed at Lincoln Center in the United States where Cuban artists were scheduled to perform.
  • Bomb placed at the local offices of TWA airlines at J.F.K. Airport in the United States.
  • Bomb placed at the firm Weehawken, New Jersey, presided by Eulalio J. Negrin, member of the Committee of 75 (Comité de los 75).
  • Assassination of Carlos Muñíz Varela, member of the Brigade “Antonio Maceo” and director of “Varadero Travel” in Puerto Rico.
  • Assassination of Eulalio Negrin —a member of the Cuban community in the exterior and participant in talks and negotiations with the Cuban government— in New Jersey.
  • Assassination of the Cuban diplomat in the United Nations Félix García Rodríguez.
Publicado originalmente en: http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/no-todos-queremos-a-orlando-bosch-249127

Friday, October 8, 2010

Ensayo del reencuentro (Entrevista a directores de Entrañable lejanía)

Entrevista a Sage Lewis y Chi-wang Yang, coordinadores del proyecto Entrañable lejanía, materializado durante el último Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.
Sage Lewis
¿Qué es Entrañable lejanía y cómo surge este proyecto?
SAGE LEWIS: Es una obra multimedia concebida a partir de la interacción entre teatro, el video y la tecnología, resultado de una colaboración entre artistas de Cuba y de los Estados Unidos, que ha venido desarrollándose desde el 2006. Uno de sus principales objetivos ha sido tratar de buscar formas de intercambio entre ambos países. Que sepamos, es el único proyecto de esta envergadura que ha logrado sortear los retos que tal colaboración impone. La incorporación del video y el lenguaje cinemático es fundamental en la obra, pues su función es deslegitimar un embargo que ha imposibilitado que artistas de ambos lados se conozcan e intercambien. Se presentará en tres ciudades: La Habana, Miami y Los Ángeles.

¿De qué trata la historia, quiénes son los personajes, y por qué es tan importante el video?

CHI-WANG YANG: La historia está basada en dos personajes, uno de Estados Unidos y otro de Cuba, que han tenido una relación amorosa en el pasado. Los hechos se desenvuelven en torno a las decisiones que toman estos personajes para mantener su relación, y las que toman para terminarla. No es una historia lineal. El ambiente es a ratos realista, a ratos fantástico. El personaje norteamericano, Amante, empieza a ser cuestionado por alguien que es a todas luces un interrogador o agente de la ley. Durante el transcurso de la obra, en medio de este ambiente de ensoñación, Amante puede seguir las huellas de su relación inconclusa y tratar de reconectarse con esta persona, una muchacha cubana con quien sostuvo una relación. La pieza se mueve entre pasado y presente, de lo exterior a lo interior. Es un viaje a través de las emociones de estos personajes y de las vicisitudes que atraviesa su frustrada relación. Desde el punto de vista estético, es un híbrido entre cine, video y teatro, pues las imágenes de los actores cubanos son proyecciones de video, con las cuales interactúan los personajes norteamericanos en vivo durante la presentación. Originalmente, el uso del video respondió a la imposibilidad de que los artistas cubanos vinieran a participar en la obra. Por eso se nos ocurrió ir a Cuba, filmarlos, y usar las proyecciones dentro del performance

¿Experimenta algún cambio el performance, dependiendo de dónde se presenta (La Habana, Miami, Los Ángeles)?
CHI-WANG YANG
: No, incluso presentándose en La Habana, en lugar de recurrir a los actores cubanos en vivo, usaremos imágenes de video. Eso es parte del concepto. La pieza habla de la división, de la distancia, de la dificultad de estar en el mismo lugar, juntos, o de formar comunidad, por tanto, esta idea de los personajes como proyecciones en un escenario cubano cobra aun más fuerza.
¿Qué pasaría si las barreras entre Cuba y EU son derribadas? ¿Sería todavía necesario este proyecto de Entrañable lejanía?

CHI-WANG YANG: Es una pregunta importante. Con la toma de posesión de Obama y la posibilidad de que ocurran cambios en la relación Cuba-Estados Unidos, muchas personas nos la han formulado. Creo definitivamente que sí. Entrañable lejanía no busca ofrecer respuestas ni soluciones fáciles a un conflicto tan complejo como el de la separación de nuestros países. Creo que en última instancia, incluso si (o incluso cuando), las barreras son derribadas, nos vamos a encontrar con problemas mayores, como el de plantearnos cómo ser de nuevo vecinos, amigos, familia. En todo caso, la creación de esta pieza puede verse como una suerte de ensayo, de práctica del reencuentro, para cuando éste tome lugar. Es ahí cuando la segunda parte de esta obra comenzaría.

¿De qué forma el lenguaje de la obra puede contar en sí mismo una historia? ¿Qué ganancias representa la experiencia multimedia, la contigüidad del teatro con el video-arte en escena?
 CHI-WANG YANG: La tecnología ayudó a conectarnos con los de la Isla, ya fuera vía e-mail o chat. Ese fue el punto partida del encuentro. Sin embargo, la escisión sigue estando presente. El uso del video para hacer físico el cuerpo del otro es una metáfora de lo ilusorio. En la obra se podrán ver personajes y lugares de La Habana representados en video; se verá a un actor americano al lado de la proyección en video de uno cubano, pero esta contigüidad funcionará como una suerte de espejismo. En última instancia, se trata de una conexión incompleta, pues el video, las imágenes, son unidimensionales, intangibles y efímeras. Esperamos que la pieza capte y transmita esta ambigüedad de proximidad-discontinua, momentánea, incompleta.
Chi-wang Yang
Por otra parte, lo multifacético del proyecto apunta a la complejidad del mensaje de la obra. No se trata sólo de experiencias interdisciplinarias como el teatro y el cine en función de un proyecto común, ni siquiera de la novedad de ver a actores americanos y cubanos interactuando en un mismo escenario, sino también de constatar una interacción entre otras categorías más globales, entre las que se encuentran las historias de diferentes lugares, poesías, culturas, lenguas y geografías.

Chi-wang, ¿podías referirte a tu formación teatral y al uso del teatro en este proyecto?
CHI-WANG YANG: Hay un anécdota graciosa. En un momento en que estábamos filmando en La Habana, estábamos cansados dada la complejidad del proyecto, y alguien dijo: ¿por qué no hacer una película mejor? La respuesta a esta pregunta explica la razón de ser de este proyecto. La experiencia cinemática per se no es suficiente, en nuestro caso, para captar la dimensión de la separación. El teatro, por el contrario, brinda la posibilidad de establecer una experiencia colectiva, a través de la cual las personas pueden compartir el mismo espacio, contribuyendo a cierto acercamiento.

Sage, ¿cuál es tu función como músico de formación clásico dentro de esta obra? 

SAGE LEWIS: Mi formación profesional es en el terreno de la música, pero siempre he querido ir más allá y explorar las conexiones entre música, el teatro y el cine. Soy el director musical de Entrañable lejanía, pero no compuse toda la música para la obra. Cuba es un lugar extraordinariamente musical. Una de las cosas que me atrajo de ese país fue la musicalidad y el alto nivel de sus músicos. En la obra, algunos de los personajes son músicos y usan la música como un elemento de magia. Tiago, por ejemplo, se vale de la música para entender a otros personajes. Hay tambores batá; en otra escena un hombre de 97 años canta "Lágrimas negras". Esas cosas stán en la obra; mi función es coordinarlas. Hay también una pieza de salsa que compuse con un salsero de La Habana, la canción "Por amor." (http://projectporamor.com/music8.html#8). También hay otro tema musical en el que se usan instrumentos folklóricos cubanos y norteamericanos, en una escena conclusiva. En la misma hay tambores batá, batería, una guitarra dobro, corno francés, contrabajo. Vamos a incluir también la grabación de un oro infantil de Los Ángeles interactuando con Coro Diminuto de La Habana, en vivo. La mayoría de los niños acá no conocen del problema de Cuba y Estados Unidos. Exponerlos a aprender sobre esto de esta forma implica un gesto simbólico de gran fuerza; es como sembrar las semillas de un futuro entendimiento.

Theodor Adorno, en Teoría estética, expresa que concebir el arte como un fenómeno autónomo es una falacia, que la realidad siempre va a 'colarse' en el arte, ya sea en la forma o en el contenido. ¿Creen ustedes que este proyecto intenta embarcarse en la utopía de llevar al arte más allá de la política?
CHI-WANG YANG: Desde un principio quisimos alejarnos de toda la retórica política que ha dominado el debate entre Estados Unidos y Cuba. Existen análisis políticos, económicos y otras formas de aproximación al tema. La posición nuestra como artistas, sobre todo en este momento en que las condiciones apuntan a un nivel de interacción política y cultural mayor, es la de estar al frente de esta corriente, y proponer que el arte debe de ser parte de ese diálogo. Aunque el tema de la pieza no es estrictamente político, coincidiría con Adorno: decir que algo no es político es ya una declaración política.

Aunque no hablemos de política en la obra, no estamos ignorándola ni pretendiendo que no existe. Más bien estamos entrando en esta dinámica, tratando de crear un espacio para que haya conversación y que ese espacio de lugar a diferencias. Esas diferencias representan, en última instancia, quiénes somos y cuáles son nuestras complejidades; el propósito de la obra no es borrar tal dimensión política, sino proveer un espacio donde está bien que existan esas diferencias.

SAGE LEWIS
: Sí, hay una retórica en Miami según la cual el trabajar con un artista cubano de la Isla te descalifica. Desde esta perspectiva, cualquier expresión acerca de Cuba te pone a un lado u a otro de la ecuación. Nuestro interés ha sido empezar un nuevotipo de conversación que moviliza nuevos paradigmas. Lo importante sería qué es posible y qué es posible lograr dentro del absurdo que estamos viviendo.

¿Cómo fue la colaboración con Cuba y el gobierno cubano? 
SAGE LEWIS: Obtener la aprobación del gobierno cubano fue el reto más difícil, pero lo interesante es que una vez que obtuvimos los permisos, por supuesto, al nivel más alto, tuvimos acceso a los estudios de grabación, a poder filmar sin problemas. La policía, por ejemplo, nos ayudó a bloquear las calles y asegurarse de que no había demasiado ruido durante la filmación. También hay una diferencia en cuanto a cómo la gente ha entendido este proyecto en Cuba y en los Estados Unidos. En Cuba, la gente lo entiende al instante; el cubano average lo entiende a un nivel profundo. En Estados Unidos la gente piensa que es un proyecto really cool pero no lo procesan al mismo nivel vivencial con que lo hacen los cubanos. Creo que Cuba recibió el proyecto muy bien, incluso a nivel de instituciones pudimos obtener la aprobación. En Estados Unidos, por el contrario, fue a veces muy difícil tocar a ciertas puertas.

¿Es Entrañable lejanía un proyecto en colaboración con el ICAIC? 

SAGE LEWIS: No, trabajamos con el Movimiento Nacional de Video, una organización independiente, no gubernamental. Fueron ellos quienes gestionaron los permisos y presentaron el proyecto a las instituciones oficiales, a la Televisión Cubana y el ICAIC. El Movimiento Nacional de Video ha sido nuestro principal colaborador desde el principio, y ahora tenemos la colaboración del grupo de teatro El Público y del Festival de Cine de La Habana.

¿Pueden mencionar a otros de los colaboradores en este proyecto?
SAGE LEWIS
: Una de las personas claves ha sido Raúl Pérez Ureta, el fotógrafo de las películas La vida es silbar y Suite Habana, de Fernando Pérez. Ha sido esencial poder ver La Habana a través de sus ojos. Él ha hecho tomas de la ciudad, de la gente, con la artisticidad que lo caracteriza. Boris González Arena, está al frente de la parte fílmica. Yasef Ananda, escritor, productor y director de cine, ha sido parte fundamental del proyecto. La mayoría de los actores son estudiantes graduados de CalArts (California    Arts Institute), la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños y del ISA.
¿Cuándo y donde será estrenada esta obra?

SAGE LEWIS
: El estreno mundial será en La Habana, como parte del 31 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, entre los días 4, 5 y 6 de diciembre. Será presentada después en febrero del próximo año en Miami y posteriormente en Los Ángeles.
 Sage Lewis, Isabel Alfonso y Chi-wang Yang. Panel de discusión. Premier de Entrañable lejanía. Festival de Cine de La Habana, 2009. Teatro Mella
¿Dónde pueden los lectores encontrar más información sobre ustedes?SAGE LEWIS: Pueden visitar el sitio de Proyecto Por Amor (http://projectporamor.com/). Proyecto Por Amor es la iniciativa de un colectivo de artistas, cuyo objetivo es desarrollar proyectos de colaboración entre Cuba y los EU. Entrañable lejanía es la primera fase de este proyecto. Esperamos que surjan muchas más.

Para suscribirse al Suplemento Digital, enviar su e-mail a: espaciolaical@arzhabana.co.cu La revista Espacio Laical puede ser vista en www.espaciolaical.org, y adquirida en la Casa Laical, sita en Teniente Rey #152 (tercer piso) e/ Bernaza y Villegas, La Habana Vieja. CRÉDITOS: Equipo de redacción: José Ramón Pérez, Roberto Veiga y Lenier González. // Diseño: Ballate-ManRoval
Nosotros Hoy - Segmento noticioso del Sitio WEB de la COCC Conferencia de Obispos Católicos de Cuba. 2009 © Puede reproducir parcial o totalmente esta información, siempre que cite la fuente original

Publicado originalmente en Espacio Laical: espaciolaical.org/contens/esp/sd_090.pdf

Monday, May 3, 2010

Un exilio cómodo

Nueva York | 03/05/2010

Exiliado frente al restaurante Versailles, Calle 8 Miami.
La honestidad intelectual, para los que optan por mantener posturas políticas moderadas de centro o izquierda fuera de Cuba, puede convertirse en una peligrosa carta de presentación. Se supone que vivir fuera de Cuba, en lugares como Estados Unidos o España, garantizaría una entrada a la arena de la democracia y con ello, a la de la participación y el debate de ideas. No necesariamente ocurre así. La expresión pública de ideas, que contravienen el statu quo de sectores extremistas del exilio cubano y sus líderes, puede llevarlo a uno a ser víctima de la exclusión y hasta de la censura.

La historia del extremismo de la derecha cubana, que tiene su cuna en Miami, tiene orígenes comprensibles en muchos casos, aunque no justificados. Amén de la insensibilidad social, de la cual muchos de los primeros exiliados padecieron con respecto a problemas reales que afectaban a grupos menos privilegiados en la Isla, puede entenderse que, al ser víctimas de los procesos de nacionalización y expropiación forzados, hayan reaccionado con notable virulencia. Está el caso de aquellos que, sin ser magnates o sin estar comprometidos con la dictadura batistiana, como simples integrantes de la clase media, poseían su pequeña empresa privada, en la cual habían invertido tiempo y esfuerzo. No tenían que necesariamente mostrar contentura por las expropiaciones, aunque la mayoría sí celebró efusivamente el triunfo revolucionario.

Peor situación les tocó a aquellos que mantenían posiciones comprometidas con el gobierno de Batista o que poseían mayores riquezas. ¿Qué hubiera hecho falta para que, en lugar de poner en práctica una entrada mortal al anquilosamiento generacional que padecieron después ya como mal crónico, hubieran ensayado actitudes y conductas más moderadas? Una conciencia histórica y una cierta sensibilidad de los problemas sociales de Cuba. Un reto nada pequeño.

Hubiera hecho falta una conciencia histórica inconmensurable para acatar con altruismo el papel de perdedores que sacrifican sus riquezas por un bien común. Hubo casos. Hubo incluso aquellos que regresaron a Cuba, desde un exilio en Estados Unidos, para participar del proceso revolucionario, entre los cuales se encontraban prestigiosos intelectuales de la generación del cincuenta, en muchas ocasiones de posición social acomodada. No obstante, en la mayoría de los casos el movimiento fue de adentro hacia fuera. Expropiados y humillados por los barbudos que desacreditaban sus refinamientos pequeño-burgueses, a Miami llegaron los primeros exiliados.

Si aún hoy Miami es una ciudad con fuertes dosis de segregacionismo, los afroamericanos eran víctimas de un racismo abierto y sin límites cuando llegaron los primeros exiliados cubanos. Durante los doce años que viví en Miami, de 1995 a 2007, escuché expresiones que forman parte de eso que Piere Nora llama “lieux de memoire” o lugares de memoria. Son sitios, mentales o físicos, a través de los cuales una comunidad intenta hacerse de un espacio de perdurabilidad histórica.

Uno de esos sitios mentales es el sobreentendido de que "esta ciudad la levantamos los cubanos". La expresión, que puede hasta contagiar cierto orgullo eufórico sobre nuestra capacidad en el área de la construcción, denota un tremendo mal gusto cuando es espetada en la cara de un afroamericano de Overtown o del Northwest, sobre todo cuando se sabe que, por conveniencias políticas y por la circunstancialidad de la competencia racial, los cubanos gozaron de un mayor acceso que los afroamericanos a préstamos bancarios y a otros mecanismos de movilidad, a través de los cuales una comunidad se establece y progresa. No cuestiono que nuestros compatriotas también hayan sido víctimas de la discriminación a ciertos niveles, ni de su tremenda capacidad y diligencia para el trabajo. Pero tampoco pongo en duda el que tuvieron un mayor acceso a mecanismos de legitimización y avance social que otros grupos, mecanismos que contribuyeron a la titánica tarea de "levantar esta ciudad".

Radicado en Miami, este primer exilio se encarga de habilitar la neurosis de la pérdida, a través de un continuo lamento por la destrucción de la Cuba republicana, que con tantas bonanzas los proveyó. Pero junto al lamento, la acción. Y si Bahía de Cochinos ―o Playa Girón, como quiera llamársele― resultó un fracaso, se buscó después implementar una guerra de cabildeos que aseguraría largos años de existencia a grotescas criaturas como el embargo. Lo curioso es que estas estructuras radicalizaron más aún a la revolución y su ideología comunista.

De manera general, los primeros exiliados pavimentan, como grandes caciques de esa nueva isla llamada Miami, las avenidas de un estado de opinión al que deben acogerse los “recién llegados”, es decir, las múltiples generaciones de cubanos que van llegando posteriormente.

Pero si bien es lastimoso ver a esa primera generación autoconsumirse dentro de sus propias estructuras de odio e intolerancia, por la frustración (y la opción) de no volver a Cuba, lo es más saber de quienes, por asegurar un puesto dentro de este coro de lamentos, cantan cómodamente al ritmo de la música que le toquen.

La comodidad de estos nuevos exiliados tiene múltiples orígenes. En muchos casos, responde a un mero mecanismo oportunista de adaptación y ascenso social. En el fondo de tal actitud está es la reproducción de los "habitus" —así denominados por Pierre Bourdieu— los cuales son "estructuras estructurantes", módulos de opinión que aseguran la entrada exitosa de un individuo a un grupo social. La meta es la obtención de prestigio, de estatus. Filósofos, historiadores, periodistas, politólogos, poetas, narradores, parte, en fin, de una intelligentsia que, en su pre-exilio no necesariamente ostentó una posición de crítica radical hacia el Establishment cubano, viviendo "allá", lo hace ahora, viviendo "acá". Llegan incluso a criticar y cuestionar a sus ex colegas de "allá", quienes mantienen la misma postura que a ellos les aseguró su supervivencia durante su etapa de intelectuales "comprometidos".

Esta actitud de ratificación, y no de cuestionamiento, implica la renovación constante de los "habitus" establecidos por el primer exilio, los cuales han contribuido a la diagramación de un camino de estancamiento para Cuba. La responsabilidad social es sustituida, en el caso de esta intelligentsia, por la cómoda reproducción de los "habitus" que aseguren un acceso al "prestigio" atesorado y resguardado con celo por ese exilio primigenio.

Sumado a esto, hay que tener en cuenta la incapacidad de esta intelligentsia, radicada fundamentalmente en Miami, de insertarse en al mundo académico o profesional norteamericano. Al no poder o no querer hacerlo, ya sea por los límites del idioma, o por mera holgazanería intelectual, terminan confabulando sus pequeñas ficciones de lo que un académico o un profesional de las letras debe ser. Así, para ser periodista, profesor, analista, politólogo, no es necesario estar avalado por estudios de alto nivel, siempre y cuando se tenga la ideología que satisfaga los intereses del patrocinador. En estos estrechos marcos se redefine el academicismo y el profesionalismo en Miami.

Dentro de este proceso de “redefinición profesionalista”, si así puede llamársele, está el repetido caso de la manipulación de nexos familiares —ya a favor, ya en contra— como mecanismo de autolegitimación. Este ha pasado a ser uno de esos frecuentes "habitus" practicados por el oportunismo profesionalista miamense, sobre todo en los medios de comunicación. Por ejemplo, cuando se tienen nexos familiares con una figura de poder en la isla, el aludido, en ocasiones, ejecutará una serie de maniobras performáticas a través de las cuales se desacredita o a ese Otro familiar, o a los súbditos de ese Otro. Hijos, hijas, sobrinos, sobrinas, primos, de Otro(s) non-grato(s), definen su posición política por contraste con éstos, embarcándose en una verdadera campaña ideológica por la reivindicación de la ultraderecha, sin entrar en un análisis balanceado ni objetivo sobre el tema en cuestión. Esta performatividad no deja margen alguno para la parcialidad y el debate abierto.

Junto a tal oportunismo que puede asegurar una columna en un periódico, un programa televisivo, la publicación de un artículo en una revista electrónica, o simplemente una palmadita reconfortante en el hombro, está la reproducción de otros "habitus": genuina falta de perspectiva histórica, falta de sensibilidad hacia los problemas internacionales y nacionales, chauvinismos revestidos de nacionalismos, inconsciencia sobre problemas raciales, silencios ante hechos condenables como el embargo… en fin, la lista puede ser más larga.

Ambos casos, tanto el del oportunismo como el de la genuina ignorancia o/y desinterés por los problemas de América Latina y el Caribe, provocan resultados nefastos. En lugar de promover una nueva mirada hacia Cuba, al contextualizarla dentro de un mundo ya sin (aparente) guerra fría, pero donde las clases no-representadas protestan cada vez con más fuerza contra la desigual distribución de riquezas, estos exiliados reproducen las mismas estructuras reduccionistas, estériles y carentes de ética intelectual: demonización de ciertas figuras e idolatrización de otras; parcialidad; repetición de opiniones sin un fundamento histórico o filosófico; difamación; listas negras; clima de intolerancia. .

En el caso del último exilio, que pudiera acogerse al nombre de "derecha ex comunista" no se trata de un grupo social que lamenta la pérdida de un patrimonio determinado (ya sea mansiones o estilos de vida). Es un grupo social formado en Cuba dentro de la etapa de la revolución, y que en muchos casos mantuvo su adhesión a ella. No estoy proponiendo un vínculo reduccionista en el que haya que defender a ultranza lo indefendible. Mi cuestionamiento no es sobre el contenido de ciertas posiciones ideológicas sino más bien sobre la función que un intelectual se supone deba cumplir: la de vivir en compromiso con una perenne actitud de búsqueda, de auto-examen de sus ideas, y de un total escepticismo ante premisas no reconocidas. El verdadero intelectual no debe mostrar conformismo con los estados de opinión que reproducen el status quo, cualesquiera que sea su filiación ideológica. Este grupo de exiliados le ha fallado a esa función. Desde su lógica, en cambio, de lo que se trata es de elegir aquellos módulos que aseguren una entrada al capital de prestigio social y de desacreditar aquellos que la limiten o cuestionen.

Será raro ver a alguno de estos "filósofos" aportar un análisis moderado sobre el significado simbólico de Evo Morales para la región andina. Sus comentarios se limitarán a criticar sus conexiones con el “castrochavismo” del siglo XXI. Sus palabras se circunscribirán a los estrechos perímetros de lo permitido por la prensa y los medios controlados por el llamado exilio histórico. En ningún momento su análisis abarcará los problemas sociales o los reclamos de irrepresentatividad articulados por las comunidades indígenas a través de su primer líder. Ni soñar con que develen o cuestionen los intereses oligárquicos que acompañan tal falta de representatividad. La metáfora de la contigüidad Morales-Chávez-Castro es más fácil.

Dentro de esta lógica, y doy otro ejemplo, todo aquel que reconozca ciertos logros sociales de la revolución cubana ―al margen de la consabida crisis actual―, entra automáticamente en la lista negra de agentes, informantes, comunistas que, con tanto celo, guardan. Posiciones matizadas de aquellos que critiquen cuestiones como la falta de elecciones, de libertad de prensa, asociación y de viajes, no serán suficientes, si vienen combinadas con el reconocimiento a otros factores que sí son dignos de mantenerse dentro de un proceso de transición en la Isla. Por el contrario, son demonizadas y sacadas de contexto indecentemente para ser expuestas como punibles.

No hay que hacer tabula rasa para sacar a nuestro país del subdesarrollo. No hay que promover ajusticiamientos ni baños de sangre. No hay que crear listas negras. Hagamos un esfuerzo y pensemos más allá de los "habitus" que nos imponen. Promovamos otros nuevos, de tolerancia, sentido común y humanismo.

Publicado originalmente en: http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/un-exilio-comodo-235815